viernes, 21 de septiembre de 2007

Amarillo

Andaba dándole vueltas a que interpretar hoy al piano cuando me he acordado de lo que ha puesto el J (punto) en lo de hoy. Bueno, en lo de hoy, que en su caso es en una de las ocho cosas de hoy, que yo no se si es pintor o bon vivant, sin duda un artista. Y los demás aquí, diciendo que te lo montas bien, majo.

Bueno, cuestión: que ha puesto una estampa de Vermeer y me he quedado alucinado. Yo no se por qué, pero me atrevo a afirmar -total, como mucho me tirotearán el piano- que por estos lares nos fascina especialmente lo de Vermeer por la poca costumbre que tenemos. Al parecer, cuando hace ya un par de años o así trajeron al Prado casi toda la poca obra del holandés, se trató de la primera ocasión en la que su obra pisaba España. Y claro, en otras cosas pues aún, pero en lo de las artes, no hay quien nos tosa. Y lo nuevo, en cierto modo es Vermeer. O sea, que en lo de Tintoretto -insisto, era él- a todos se nos caía la baba porque era lo que tocaba, pero era más como de casa. O en lo de Tiziano. O en aquella de Velázquez que a mi me parece que me cambió la manera de ver las artes. Pero claro, lo de Vermeer, para el aficionado de aquí, pues era extraño, ajeno, lejano y hermoso, porque es de casa. De una casa que no es nuestra casa pero que podía ser nuestra casa si no fuera porque queda lejos. Y eso lo hace fascinante. Embriagados en lo cotidiano, barroco en lo sencillo, un encanto que ahí está y que descubrimos por primera vez. Un saloncito, una que borda, el otro que le toca el laúd a la chati, la chati que lee la carta, la pañoleta aquella tan blanca, el amarillo, el amarillo, con lo difícil que es el amarillo y nosotros allí, como entrometidos mirando por lo que los teatreros llaman la cuarta pared.

Me acuerdo que estaba a tope de gente. De aficionados, júligans y ocasionales, de abuelas y nietos, de pintamonas ligando con bobaliconas, de familias, de poetrastros y pianistas, un poco de todo. Pero todos con la boca abierta, alucinando. Como el de la fragua de Vulcano, no se si sabéis, que a mi siempre me ha parecido uno de los mejores retratos que he visto nunca, el de la boca abierta, ya digo. Otro día pego la estampa, me lo recordáis.




Pues con lo del amarillo me he acordado de un primo de Vermeer, Mondrian, al que le tengo mucha afición. Y de él, robaría con sumo placer este cuadro. Y me quedaría viéndolo horas y horas. Como hipnotizado por otro colega suyo, Vincent.


Bueno, pues dándole media vuelta a esto, me he acordado del pollo que le monté a uno en el Louvre, ese museíto de los gabachos, cuando me dice se fermé le galerí. Oye, qué dice éste, le pregunto a mi hermana. Pes que está cerrada. ¿Cómo que cerrada? Que si. A ver, tú, me voy para él, ¿qué dices tío? Y el tío explica que nesepaposible, porque falta pesonal, las vacaciones, las gripes, lo de siempre, que están en cuadro. Yo, que en francés sólo se insultar y mal, le pregunto si ese es el museo más importante de la Frans, que si pretende ser una de las mejores pinacotecas del mundo y que de qué van, jolín. Yenecomprenpás.
¿Tunocomprenpás? Pues yo menos, majo, que sois unos cutres, que me quedo sin ver lo de Vermeer, porque sois tan idiotas de dejar abiertos fransuases de cuarta regional y os habéis pulido a todos los holandeses de un plumazo. Con un par. Vuset an crayón, que insulto no es, pero que si se lo dices con la vena hinchada a un francés, al tío lo dejas a cuadros y tú te quedas la mar de tranquilo. Al menos tendréis a la vista a ls españoles, digo yo, ¿no? Güí, güí, mesié, y nos dice dónde tienen un Murillo y así o Velázqez, ya sabéis una cabeza de mujer, preparatorio de algo importante. Eso si, japos tostando a la Gioconda con los flashes, para contar y no parar, y que no se si sería cosa del calentón, pero bueno, tampoco me volvió loco. Bueno, en realidad, nunca me gustó, así que me quedé un poco igual.

Vale, o sea, pues nada, agradecerle al J (punto) que, sin quererlo, me ha sugerido este rollo que os he enchufado, hoy, que tampoco sabía por dónde tirar, pero que bueno, ha quedado arreglado, ¿no?

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Pianista, te ha quedado la maaar de arreglado. Sobre todo lo historia del gabachuá-se-fermé...

Lo de los chinuás friendo a la Gioconda siempre me ha parecido estúpido. Tendrán una foto en la que sale el flash y todos los fans apiñados, reflejados en el cristal. Y de la Mona casi ni la silueta...

Y el que dices de "La fragua", siempre me he fijado en ése también -y creo que me recuerda a alguien de mi barrio o así...-.

Anónimo dijo...

Vermeer. Qué bonita fue la antológica. A mí sus cuadros me inspiran tranquilidad, quietud, silencio... Y nos invitan al cotilleo; que si vaya cocina, que si el bronce está brillante, que si acaban de fregar el suelo, que si la loza está desportillada...

Anónimo dijo...

La verdad, lo de hoy te quedo que ni pintado, nunca mejor dicho.

A mi la Gioconda tampoco me seduce, siempre preferire La chica de la perla.

Claro esta que sobre gustos no hay nada escrito, que seria si no del amarillo, No?

Bea

María dijo...

Me gusta la descripción que haces de Vermeer.. es cierto es un artista de una casa que podría ser la nuestra... me ha gustado.

Paco Becerro dijo...

Que le musé sé fermé? Cóm que sé fermé? Aprés de la colé que me acabo de mangér?

Estan locos estos gabachos, por tutatis...

Peloteo: Cómo me río pianista. Genial

Nodisparenalpianista dijo...

Marta, qué maja eres y qué bien me haces la pelota ;-) Pesados los chinoris, si, joer, que compren postales.
Jaja, Dulci, entre Falcon crtes y lo d eahora tendremos que montar un club social de marujeo descabellado. Adornado, por supuesto por copias de cuadros de Vermeer que nos pinte el J (punto). Um... ¿negocio de falsificaciones como los Derwatt de Patricia Highsmith? Lo voy a madurar.
AnónimoBea, tú también para el club de mis pelotaris. Es muy hermoso el amarillo Vermeer, peor yo, con frac y piano amarillo no me veo, por ejemplo.
Gracias María. Si es muy casero, peor para mi les falta parqué.
FutBlog, me alegro y agradezco el peloteo, ya sabes!!

Anónimo dijo...

Pianista,
nunca hasta hoy me habían llamado maruja por escrito. Tomo nota ;)

¿De verdad J. se dedica a copiar cuadros? Claro, por eso el otro día contaba que veía colores, o algo así...

¿Néstor y J. van a a medias? ;)

J. dijo...

Me he reido mucho, pianista.

Pienso que los museos son un mal lugar para ver cuadros. Demasiada información, revientan la cabeza. Y luego, tanto pesado incordiando, haciendo que mira, o mirando delante tuya. Un estress. Pero...

Dulcinea, no copio... no sabría... copiar bien un cuadro es imposible.

Nodisparenalpianista dijo...

Jasjas, Dulci, hasta ahora no entrabas a gueps de categoría. El J (punto) me parece que es más piratón que yo, ojo.
Jaja, J (punto) reitero el agradecimiento. Tienes razón y no en lo del museo, Ciero que de poder escoger, en pequeñas dosis y sin japos, pero es lo que hay. Lo bueno: que exige esfuerzo. Yo conocía alsobrino de un pintor que era copista especialzado enobras del prado. Al parecer, el tal Fernández es un tio reconocidísimo y así. Ya que robar el Atardecer en la Villa Médicis es algo complicado, pues pagando al menos una copia bien hecha, ¿no?

J. dijo...

Me dejó D. Eduardo un libro que me impresionó mucho, El regreso del Hijo Pródigo. Reflexiones entorno a un cuadro de Rembrandt. El cuadro está en el Hermitage, en San Petersburgo. Cómo cuenta cómo mira la obra. Tremendo.

Nodisparenalpianista dijo...

Estoy localizándolo, J (punto).