Don Ángel le dijo, atendiendo sus particulares causas, y para que se vea que no sólo no nos cuesta adaptarnas a ellas, sino que nos es extraordinariamente grato hacerlo, para que usted aprenda, disfrute y, por qué no, descubr la verdadera magia de este medio, adecuaremos nuestro programa de prácticas para que usted pueda cumplir con las obligaciones propias de su labor de modo que no resulte menoscabada su formación. Búsquese una emisora donde nos puedan certificar que lleva a camo los trabajos que tras nuestra conversación mi ayudante le facilitará y aprobaré gustosísimo su particular plan de estudios para mi asignatura, que, desde este momento, también es la suya.
Don Ángel engolaba, marcaba pausas, silencios fascinantes, gesticulaba para dar paso a inexistentes efectos sonoros, encandilaba, encantaba a sus interlocutores que lo únco que podían hacer era dejarse llevar por su personalísima entonación. Además, tenía una voz particularmente hermosa, tal vez no era demasiado original, podía sonar a vieja estrella de la radio, pero la modulaba de un modo tan extraordiario que hubiese sido capaz de venderle cualquier cosa, una moto de agua, pongamos, a él, que era un hombre vocacionalmente de secano.
Pero aquello no era tan sencillo.
Se había metido en aquel bar como podía haber entrado en cualquier otro. Desde la puerta observó rapidamente a los que por allí andaban. Localizó una mesa que podría resultar segura, así que allí desplegó sus papeles, las notas tomadas y sacó la agenda, para ver.
En la agenga, doblado, un cuadrante hecho con dos hojas de papel cuadriculado y pegadas con cinta adhesiva por la mitad. En la cuadrilla cruzaba fechas, trabajos, sitios donde hacerlos, gente que podía proporcionarle los medios, las cosas. Y allí fue anotando para ver cómo hacerlo; un café, con leche, caliente, muy caliente. Y si tienen bollos, luego me llevaré uno, de crema, si puede ser.
Le estaba dando vueltas. Igual esa era la mejor oportunidad para poner en marcha su vieja idea. Si el comandante le daba permiso, no sería complicado montar, en uno de los desvanes de la vieja casa una pequeña emisora. Uno de telecos le había comentado que lo que hiciese falta, que entre compañeros ya se sabe. Y sabía. Y cn cuatro duros y algunos discos viejos, podrían comenzar algo. Y los noños, el chavalerío que no podía salir de allí, descubriría que su voz, silenciada era tan poderosa como las demás.
Pero no. Mejor fingir. Mejor decir lo de funcionario, ir a la radio libre aquella, tragar sapos, carretas, de todo, y lograr grabarse tres cintas con sus trabajos.
Lo que no llegó a saber es que el ruido del patoso cuya pluma yacía en un charco de tinta le impidió rajarse, olvidarse de la estación en el cuartel, bajarse los pantalones y tragar para sacarse unas infames prácticas.
Tal vez el susto del inocente ruido le terminó de insuflar el valor que le hacía falta.
Decidido. La monto. Y lo bien que nos lo pasaremos. Y que sea lo que Dios quiera.
11 comentarios:
Los famosos y enigmaticos post del Pianista y sus mesas en los bares...
LA GALLINA!!!
NUEVA ENCUESTA YAAAA!!! ¡Estamos a 18 de enero!
¡¡Qué bien!! Más "cafeses" para mi recopilación.
Algunas veces, los sustos inocentes nos llevan a decisiones importantes. Lo que ocurra después no siempre está del todo en nuestra mano pero peor sería no haberlo intentado.
!Ajá! Y llevaba una camisa hortera de colores incombinables. ¿Si?
Después de un periodo lejos del mundo de la blogosfera, entro al salón del pianista y me encuentro con esto...
No sé si neceistaré otro periodo más para recuperarme
Joer, no tan enigmático, FutBlo. Dice lo que dice... Pincha la etiquetaaaa!!!
Jo, Rocío, la encuesta cuesta.
Oye, oye, Marta como que "tu" recopilación??? A que te mando a uno de la esgae por copiona!!!
No, Dulci, el de la camisa fea era el otro!!!
Uf, Trenti, y yo que deseaba volver a verte. ¿Tan mala es la entrada de hoy???
¡Faus!
Jajaja, J (punto) guárdame el secreto!!!!!
¡¡ENCUESTAAAAAAAAAAAAAAA!!
¡¡PUCHERAZOOOOOOOOOOOOOO!!
Al contrario, me ha gustado mucho. Por eso lo digo
Acabo de comprobar que se puede votar más de una vez. Menos mal que podemos hacer trampas.
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