martes, 29 de abril de 2008

En la sala de espera



Que parece la Onu, oye. Que los pobres médicos y las sufridas enfermeras pasan las de Caín para llamar a Mustafá nosecuantos a Chu en Lai no se qué o los pakis y de por ahí, que es que no me extraña que se armen colas, sólo para aclararse los unos y los otros es para que echen la mañana. Si encima el médico se recrea en la suerte por cosa de la profesionaliad y todo aquello, ahí te dan las uvas, como es de ley. Si es que le programan las visitas de cinco en cinco minutos y ya me dirás, que los pobres jubilatas ya se echan el triple en cuanto les piden que se quiten el refajo para verles las pupitas, y los de la Onu, a más a más, que dicen los aborígenes, que no nos aclaramos ni a tiros. En fin.
O sea, que cuando me da visita me llevo un buen libro y a ver si le meto un empujón. Hoy me he llevado un libro de Stanislaw Lem, Provocación, el último, o penúltimo traducido al castellano por uno que nos cuenta en el prólogo lo que le parece a él. No se, un prólogo extraño y prescindible, pero ya que estaba, pues se lee. El libro recoge dos textos a modo de crítica sobre dos libros fantásticos. Fantásticos por inexistentes, digo. En la primera crítica comenta un estudio sobre la génesis y significado del Holocausto nazi. Hay propuestas de interpretación muy interesantes. Me parece muy interesante lo que apunta como un deicidio simbólico el hecho de liquidar al pueblo elegido para, una vez liberados de Dios y del hecho religioso, erigirse como pueblo superior cuyo único límite es su propia voluntad. Claro, en ese plan, si te molesta el vejete, matarile, si te molesta el cojo, matarile, si te molesta lo de la barriga, matarile. Qué cosas, ¿no?

El otro es un comentario acerca de un libro que pretende explicar todo lo que sucede en el mundo a todas las personas en unmismo minuto. Y resulta muy simpático el ejercicio que realiza de matemática recreativa para darnos idea de la complejidad del asunto. Qué voy a decir yo, que llevo no se cuántas entradas dando la murga con un tonto que rompe la estilográfica en un café.

No me esperaba que el libro fuese así, o sea que, en cierto modo ha sdio una pequeña decepción. Sobre todo, porque pensaba que todo el volumen trataba sobre el Holocausto judío. Pero lo que ha supuesto sorpresa, es decir el segundo texto es muy inteligente y personalmente me resulta muy curioso y sugerente. Buena elección al fin y al cabo. Recomendado queda.

4 comentarios:

Dulcinea dijo...

Fíate de ese médico. Si la sala llena de gente esperando y la presión de los mohamés no le hacen acelerar las visitas, sino que mantiene su buen hacer en su oficio y se entretiene con el paciente que trata en cada momento, es que has dado con un buen profesional. De esos médicos ya casi no quedan. Tienes suerte. Y tienes el plus de leer Los Episodios Nacionales mientras le esperas. ;)

Ah, y gracias por lo de la Bulla.

Dulcinea dijo...

¿Y qué premio me toca por ser la primera?

Nodisparenalpianista dijo...

O igual es que el tío estaba durmendo sobre alguna camilla, que ya uno de la Seguridad Social se lo espera todo. Al menos, no se escuda en los "nervios" para arreglar todos los males. O sea, que si, fiable. ¿Bulla? Ese si que es un episodio nacional...

De premio, Dulci, una foto del gordoClunim, que, no en vano, protagonizó la segunda versión de Siolaris, basada en la primera, de Tarkovski, a su vez basada en la gran novela de Stanislav Lem.

Anónimo dijo...

Oye, ventajón el de ir al médico a dar empujones a las páginas de un libro. Que ya puestos, cuando uno ha de ir... pues tener una excusa buena para faltar a currelar, por ejemplo, y de paso, darle un envión al libraco.

Raro éste que dices ¿no?