Cambios en el dial

Escribo esto a finales de abril. Apostillo al final, tras resolverse media incoǵnita. Lo demás, idéntico.


El panorama radiofónico se presenta agitado para la próxima temporada. A la crisis publicitaria que viven los medios, se suma el retroceso que vive la radio desde hace unos años -sobre todo desde la irrupción de internet como soporte publicitario de promera línea- en inversiones por publicidad. De todos los soportes de comunicación probablemente son el cine y la radio los que se perciben como menos rentabilizables. En mi opinión eso es toreo de salón para los publicistas, más preocupados en hacer cine que en la comunicación comercial que se les encomienda. Así, los anuncios de cine suelen ser un calco de los televisivos, sin adecuación ni aprovechamiento del medio específico y los de radio apenas han evolucionado desde los comerciales de los 40. Total, que quien quiere hacer grandes campañas, o tira de audiencias televisivas o traga con la presunta innovación de internet. De todos modos, como la situación ya esa complicada, el azote de la crisis no es tan grande para la radio, que, de todos los soportes, es el que porcentualmente menos retrocede en el último año.
Esto es que en tiempo de crisis mejor no hacer mudanza, o algo así dice el dicho. Cuestión: que la última cadena nacional, Punto Radio, que apareció en mal momento, de mala manera y con estrellas en declive, las Glorias Swanson del micro, no despega ni a tiros. Del Olmo, que lleva retirándose los últimos cinco años parece que este año se nos irá a comer botillo y le dejará el puesto a Félix Madero. Ojo, no confundir con Rodríguez, un eterno segundón de del Olmo que anduvo pidienco cuando aquello del CAC un exorcismo para Losantos. Este oro, Madero, a secas, parece lo está haciendo bastante bien por las noches, con la tranquila modestia del que es tercero o cuarto y que con cumplir tiene el asunto resuelto. Otra cosa será darse de mordiscos con los otros tiburones matutinos. El color corporativo de Punto Radio es el naranja, pero yo le veo negro, negro, como todo Vocento, que fue cambiarle el nombre y hundir el chiringuito. Y por ahí anda en bolsa, con Tele Cinco vendido hacendo aguas.
De Herrera se sigue sin saber. Desde hace un par de temporadas dicen que ya ha tocado techo, que ha hecho todo lo que quería hacer y que ahora quiere cambiar de actividad. No lo parece, y ahora que las cosas vendrán revoltosillas, podría crecer aún más. Se dice que estuvo a punto de aceptar ir de candidato a la alcaldía de Sevilla por el Partido Popular, pero al final aquello quedó en agua de borrajas. Quién dice que, tras los desatinos del torpe alcalde y del juntero casi eterno, no haya llegado su hora. De todos modos, se le oye cómodo y con ganas, recuperando oyentes caídos de la COPE y con canas de bullangueo. Supongo que, tal y como está el patio, su grupo, el incómodo Planeta de Antena 3 y La Razón -y medio Avui- (medios donde no colabora para hacerlo en el gran rival, ABC y en la tele de casa, Canal Sur) echará el resto para retenerlo como punta de lanza de una emisora que cualquier día se zampa a alguna vecina.
Pero el ajo más sabroso está en la COPE y alrededores. No se sabe muy bien por qué, pero parece que Jiménez Losantos, el azote de las mañanas, podría finiquitar a vuelta de la Semana Santa su relación con la emisora en donde para desde el desembarco de las estrellas de Antena 3. Y ahí hay mucha tela que cortar.
En resumen, parece ser que por presiones de todo tipo, la COPE ha previsto una recolocación de sus estrellas para suavizar el programa matutino sin perder a su presentador. Ante esa patada hacia abajo -de la parrilla- Federico dice que ya se verá y suena que pudiese poner pies en polvorosa para arrancar con su propia cadena de radio a medias con Unedisa, lo de El Mundo, para entendernos.
Y comienzan las apostillas.
El proyecto de Unidad Editorial y de Libertad Digital (para entendernos, Pedro J. y Federico) de poner en marcha su cadena de radio debería haberse puesto en marcha para la próxima temporada, pero el parón publicitario y la falta de licencias convertía esa aventura en un suicidio colectivo. Un poco al estilo del de Punto Radio o del de las TDT dde ambos, VEO y LDTV. Ante lo cual, mejor quedarse quiet y resistir mientras siga chispeando.
De todos modos, las presiones desde varios ámbitos se endurecen y se convierten en frente común contra el comunicador de la COPE. Apostilla técnica, por así decirlo. Jiménez Losantos es un comunicador, un comentarista y un crítico. Se le suele achacar que no hace informaciçon sino opinión, y eso es cierto y además está bien. En el sentido en que sus referentes son los comentaristas televisivos norteamericanos, los columnistas de medianoche que dan su opinión sobre los asuntos. El locutor, así, es la estrella. Sería lo exactamente opuesto del peridismo del España a las 7 de la radio Nacional de los mejores tiempos. Aquí estamos para opinar, y al que no le guste, que cambie el dial. Esa operación tiene riesgo, pero es bueno que exista. Otra cosa es que sus artes radiofónica se queden cortas. Es muy bueno en su discurso, chispeante, culto, divertido y mordaz, pero no aprovecha los recursos del medio. En sus programas es casi imposible encontrarse un reportaje, una rueda de corresponsales, conexiones en vivo, interlocuciones a bandas, recursos sonoros. Aunque en honor a la verdad, de eso casi no queda ya en los grandes espacios. Ni siquiera el gran Herrera, sin duda el mejor en el oficio, se anima a recordar a su admirado Luis Arribas Castro para hacer de la radio el espectáculo que siempre ha sido. Como mucho, se arriman a aquel Luis del Olmo de hace mucho, mucho, de antes de convertirse en empresario atrapado por las licencias-prebendas que sigue disfrutando. Otra lástima.
Luego en los confidenciale sque se les hacen los dedos huéspedes. Como en Intereconomóa dan caña, Federico a Intereconomía. Que no, que no; que Federico y Ariza no se tragan. Que no que como en ABC entraron amigos tras la defenestración de Zarzalejos va a Punto Radio. Bastante tienen los Vocento con sus EREs como para dinamitarse desde dentro. Que si García se postula para las mañanas, que si ahora César Vidal igual también le deja colgado.

A mi me parece que esta es una de esas jugadas brillantes en la que pueden ganar todos. Si se va y COPE tira de gente de casa, Ignacio Villa y,por ejemplo, Rafael Sánchez, que conduce un interesante magacine de fin de semana, las pasarán canutas para remontar el vuelo, pero harán una radio de nivel y con garantías. ¿Es suficiente eso para resistir la presión de las audiencias y de las cuñas publicitarias? Probablemente no, pero es lo que hay. Por otra parte, pueden Federico y Pedro J. tirar de unas pocas licencias para seguir haciendo la guerra por su cuenta, ahora que todos están apretándose el cinturón? Pues probablemente tampoco. ¿Condenados a entenderse?
¿Y de la SER que se sabe? Pues poco, pero las cosas andan muy revueltas en la casa. Ahogada por las deudas, sin poder vender Digital+, en la pelea por lo de los derechos del fútbol con los de La Sexta, parece que el aprieto económico del grupo puede alcanzar a los dos buques insignia, El País y la SER. A ver cuánto aguantan sin trocear el grupo, aunque vistas las dificultades para vender Digital+, cualquier día un tiburón compra por dos pesetas lo de bolsa y a ver qué pasa con el exsupergrupo. Lo cual que prudencia y contención, EREs por un tubo y estrellas con contratos a la baja, a ver si cuadra esto.

Bueno, se presenta un fin de temporada interesante y una próxima aún más divertida. Algo bueno debía de tener la crisis.

Apostilla fina:
Finalmente los tres magníficos salen de la COPE y montan EsRadio, la emisora de LibertadDigital. Lo van tener muy peliagudo, con uan sola licenci, en Madrid y con internet y una medio cesión por TDT que no se sabe segura si comenzará a funcionar en noviembre o por ahí. Guste o no, le vana dar un empujón muy necesario a las medidiones de audiencia (o clicado, o presencia, o como quieran llamarle) por internet, lo que ha de ser un buen revulsivo para los publicistas y para el medio, porque la pela es la pela y de alg hay que vivir. nsisto, nos vamos a divertir.