jueves, 22 de febrero de 2007

La ciudad sin historia

Debería ir hoy aquí una foto del Sony Center. Cuando vayais leyendo vereis por qué. La cuestión es que en Sarajevo, el archivo de diapositivas ha quedado atrapado tras las líneas defensivas de las cajas de la limpieza por un lado y de los restos de muebles de cocina por otro, de modo que ni con una envolvente sería posible el asalto a dichos archivos.
En cuanto sea posible abrir una vía de comunicación, se colgará la ilustración que ahora se quedoó pendiente. A cambio, una perpectiva distinta de un edificio de la Mercedes, tal vez un museo o galeria de arte, diseñado al parecer por el arquitecto español Santiago Calatrava. Al fondo el edifico de los ferrocarriles alemanes (DB) en la Potsdamer Platz.
Uno anda por Berlín y se sabe los sitios. Debe de ser como dicen que es Nueva York o como San Francisco para los amantes del vértigo. Uno se la conoce. Y más o menos se conoce sus rincones y sus anécdotas. Que si el incendio del Reichtag, que si el Muro, que si la puerta de Brandemburgo,... ¿pero hubo alguna vez aquí romanos? ¿O normandos? O algún otro tipo de castro, murallita, campamentín anterior? ¿Restos medievales? ¿Qué hubo aquí antes del siglo XIX?

Berlín es un ejercicio de presente, inmediato, y reciente. De la guerra, la Segunda, poco se habla: a lo más, lo del ruso aquel subido a la Brandemburger Tor para colgar su bandera; del muro si, porque aún hay trocitos y tíos que te sangran por una postal con pedrusquillo incorporado, pero poco, muy poco más. Igual ahora, con lo del furbo, de estadios , pero tampoco demasiado, que los del Herta de Berlín deben de ser una castaña de cuidado.

Pero tenemos catetos a babor y a estribor de la Postdamer Platz con la boca abierta en el Sony Center. Que tiene tela, el emblema arquitectónico actual tenga nombre de video Beta, más antiguo que el Rigodón y para más inri, japonés, en pleno corazón de la capital del corazón de Europa. O del hígado, o de alguna otra tripa.

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