lunes, 26 de marzo de 2007

Hay alguien en la esquina...


No, no lo es, aunque lo parece. Tantos efluvios de Jerez no pueden ser buenos, si ya lo digo yo. No se trata de la Curva Sito Pons del Circuito gaditano. Que tiene tela, llegar a Campeón del Mundo de algo llamándose Sito. ¿Tú como te llamas majo? Sito ¿Sito dónde, en Ciudad Real? -un suponer-. No, no, Sito de nombre. Ah, muy bien majo, así que Sito, qué bonito, uy fíjate que tontería me ha salido un emparedado. (Porque los regurgitadores de rimas tampoco entienden mucho de nombres de la cosa métristica. Si acaso del Sistema Métrico, pero no nos liemos en el metro que luego no acertamos por qué boca salir). Así que eres el sobrino de Don Pin Pons. Cachondeíto fino.Que no, vaya, que no, que no es muy serio ir por esta vida con pelos en la barba y apurando frenada -toma tecnicismo- haciéndote llamar Sito y pretendiendo que al personal no se le salte las costuras de la risa, hombre ya. Lo cual que no, que no es la curva Sito Pons, ni la Gelete Nieto -otro-, ni la de Luis d'Antín. Otro día me pongo con los nombres de los de las motos, que parece que me dará mucho juego. Ojo, y que no se me molesten lo del club de fans o de primos de Sito Pons, que no hay mala uva, pero es que no me lo le veo ligando con uan morenaza diciendo: Hola soy Sito el de la moto. ¿Telepizza?. Fracaso garantizado, hazme caso.Pero estaba con la curva fantasma. A ver. Se trata de la esquina de la calle que se ve desde una ventana de casa. ¿Y qué? Tranquilidad, que nos vamos acercando. En la esquina que mal se ve -qué quieres, un móvil a pedales que echa fotos, pues a ver- hay un banco, con lo que la cosa empieza a ponerse sabrosa. La cuestión es que ayer al ir a echar la persiana veo a un tío -el puntico negro un poco movido, o sea- en la puerta del banco como que espera a alguien. Son las doce pasadas, chato, tiene una pinta de plantón que flipas, pero nada, él allí. La perseverancia que a veces no tiene límites. Bueno, de pronto que veo al tipo hablar y gesticular osternsiblemente. Manotazos al aire, movimientos de cabeza, por un momento parece que ordena el escaso tráfico -no son horas, recordémoslo- , o que se empieza a poner nervioso. Claro. Estoy a punto de comprenderlo todo. En seco el tipo se queda quieto. Eso es que la ha dado un calambre, pienso. Pues no. Es que se acercan un par de tíos por el paso de cebra. Bueno, el paso de cebra ya noe s paso de cebra, que ahora somos muy modernos y es eso de cuadros de la izquierda, pero ya me entendeis. Cuando están a unos cuatro metros, el tipo raro se gira de golpe y da medio paso hacia su derecha, como evitándoles. Poco más allá se acerca una mocita y repite la operación para evitarla. Este tío está como unas maracas. O no. Ahora si que lo entiendo todo. El fulano está preso de los nervios. Está esperando, a cara descubierta, lo que confirma su estúpido nerviosismo, la furgoneta de su seis compinches que tienen preparado un plan para asaltar el banco frente al que está echando raíces. Pues la cámara del cajero le habrá filmado. Pues por eso hará el idiota, para alegar enajenacíón mental transitoria, o así.Esto lo he de retratar. Y zas, foto con el móvil. Ha sido en el momento en el que se ha acercado a la papelera y aparentemente ha tirado el envoltorio de unas pilas con las que ha recargado el gualman o algo de botonicos, -soy miope, recordémoslo- aparentemente. En realidad, es un mensaje cifrado para algún otro observador, yo qué se, plan abortado; hay un mirón en un piso; tira p'alante con la furgoneta que el mirón está cegato; este banco es una castaña, no se. Claro, un poco malota la foto, pero ya he dicho, es lo que es. Me quedo aún viendo un poco a ver si lo asalta o no, pero nada, como mucho, cambia canciones y ya no se si baila, si dirige el tráfico, si tiene el baile de San Vito o si es que es tonto perdido. Esto era como aquello de Hitchckock del de la pata quebrada en su casa y haciendo fotos, pero con las piernas enteras y una cámara malucha. Me hubiese gustado saber cómo terminaba la cosa, pero el sueño llamaba a mi puerta y los párpados decidieron ni verlo, así que eché la persiana y a la piltra. Toda la noche esperando las sirenas, el tiroteo y el "salgan de ahí con los brazos en alto". Qué tostón de sueño tranquilo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues a mi no me parece tan raro. Yo también hablo sola, mejor dicho en voz alta. Y hasta a veces me rió sola en el bus o en el metro. La gente cree que es cosa del mp3. Pero no es el caso.

Más raro es creer que la gente te persigue(conozco uno), o que hay extraterrestres infiltrados con forma humana en nuestra escalera de vecinos (conozco otro) o que a Bin Laden se le ha visto conducir una furgoneta de reparto (conozco a otra).

Y así, en este plan.

Nodisparenalpianista dijo...

¿Insinuas, Dulcinea, que estoy como una regadera?
Al menos aún no me he puesto una bacinilla en la cabeza...

Anónimo dijo...

¿Y que me dices de Crivillé y de Pedrosa? Uno acribillado y el otro por los suelos empedrados.

Nodisparenalpianista dijo...

Peter, ¿tú crees que están implicados en la trama del robo?
Y el helicóptero, ¿quién pone el helicóptero?

Anónimo dijo...

Como una regadera no, pero un ramalazo cotilla, sí.

¿cuánto rato te pegaste espiando al pobre hombre? Lo mismo estaba declamando a Shakespeare y tú ya haciendo juicios de valor...

Y no es una bacinilla. Es su traje de caballero andante.

Anónimo dijo...

aparte de tus habituales idas de olla y tus idas, venidas y vueltas por las ramas, el resto es divertido. A mí tambíen me gusta adivinar a quién espera la gente o cuál es el vínculo que tienen los comensales de una mesa de restaurante. Sobre todo, en una muy concurrida parada de metro de bcn (no diré cuál, siguiendo tu estsilo) en la que siempre hay mucha gente esperando y otra mucha saliendo.
Ah, y probad lo del restaurante, da mucho de sí!!!