El ruido de la pluma al estrellarse contra el suelo le sacó de sus ensoñaciones. La cubierta lacada hecha trizas, las gotas y los gotarrones de tinta sobre las baldosas desgatadas y en el bajo del pantalón, el plumín un poco deformado; sentenciada.
Se agachó y recogió los trozos. Pensó en lo que otras veces había pensado: la tinta allí, qué palabras escondería. Le hubiese gustado irla extendiendo hasta ver qué tenía dentro. Palabras como distancia, azul, división, grosor, jabón, firmas, rec-rec sobre el papel, brillo o puntitos. Fue cogiendo los trocitos y los dejó en el cenicero.
Si se me ocurriese apuntar estas cosas. He de irme a comprar un lápiz. Y un sacapuntas.
Adiós, pluma, adiós.
Y allí la dejó, rota, medio vacía. La taza con la espumilla del café y la cucharita con la nata.
Cling, cling, la puerta se cierra.
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23 comentarios:
A veces se cae una pluma y lo que se rompen son los recuerdos...
¿Te quedaste sin pluma? ¿O nunca has tenido? El chiste es tan malo que estoy a punto de borrarlo...
Me gusta eso de que la tinta contiene palabras, quién sabe cuantas.
Lidia
siempre se dijo que no se prestan ni el caballo, ni la mujer ni la pluma...jo pianista tu en vez de no prestarla la rompes....Un abrazo
Verdadero misterio que nos quedaremos sin saber. ¿qué historias guardaba la tinta? Pero el lápiz, un poco más castañón y menos elegante, también tiene su encanto...
Vaya, ya lo siento... No estoy en mi mejor día de dar ánimos, pero... te mando un beso de tinta azul :)
Besosss
Belén guapa, aquí en casa del Pianista, te re-envío más animos y abrazos.
OJAZOS...
Qué sugerente, Pianista...
¿qué tal si le das la palabra a la pluma para que nos explique qué tal fue su vida hasta el traumatismo que ahora la tiene en la uvi?
Pues si, FutBlog, incluso los futuros recuerdos.
Bueno, AnónimoLidia, el primer paso es reconocer el petardo de chiste que has hecho... De todos modos la brecha que has abietrto sobre mis plumas me hace temer lo peor. La tinta está llena de futuras palabras. Imagínate que las puediésemos leer cuando compramos el cartucho.
Tucci, como te pillen cuatro feministorras van a hacerte hamburquesas con el caballo. ¿Antes rota que prestada?
Marta, a mi me gustan mucho los lápices, sobre todo los de dos colores. Mi abuelo era un fan de ellos y me contagió un poco esa pasión. Y otra más: coleccionar los lápices de los museos visitados. Me gustan los lápices, definitivo.
Belén, anímate, mujer. A mi me gusta la tinta azul marino, casi negra. Pero prefiero el optimismo, así que arriba los corazones.
FutBlog, oye, que os dejo ewl fondo del saloon y os vais a pelar la pava mientras la vuelvo a tocar.
Pobre pluma, Dulci, compartiendo duro suelo con servilletas arrugadas, envoltorios de azucarillos, la piruleta que se le cayó a un niño goloso y patoso y un papelito con un número anotado y que un bbo buscará entre sus bolsillos, antes de maldecir su suerte, por habérselo arrancado a la pelirroja cañón con tanto esfuerzo y habiéndolo perdido con tan mala pata.
Vale. igual lo intento.
¡¡Jaja, Pianista!! Yo también colecciono lápices de museos. El último me lo trajeron del Patio Herreriano de Valladolid. Un grafito, qué gozada.
Y los bicolores me acompañaron durante la carrera: herencia paterna y -dicen- por estudiar Derecho.
jajajaj certifico que eso de los lapices bicolores es tipico de estudiantes de derecho.... pianista tu has de ser una excepción... aunque tenías pluma! ¡a mi sabes lo que más me gusta de la pluma? cuando cambio la tinta y no la he limpiado bien. Me encanta la mezcla azul y negra.... esa misma que dices tu!! (pero no encuentro ese tono en ningún sitio, solo cuando las mezclo...)
Yo el año pasado me cargue una pluma en clase se cayó al suelo y se abrió el plumin por la mitad. Me trajeron otra los reyes y se me perdió.... menos mal que conservo "mi vieja pluma"....
A mi los lápices no me caen bien... se cansan de escribir firme muy pronto... enseguida te salen con un trazo cansado.... ¡¡¡menudo rollo!! jajajaja me ha gustado mucho la entrada!!, una pena lo de la pluma!
Marta, yo sólo sobre museos visitados, aunque tengo dos o tres con trampa que me regalaron. Jaja, qué útiles los bicolores. Ni mi abueno ni yo tuvimos nada que ver con el Derecho,peor él fue un hombre justo y yo procuro -con mis limitaciones- serlo.
María, lo que te digo raras avis y espabilados, creo. Oye, búscate una buena tienda de estilográficas y allí la tendrán. Es cierto qye cada vez se venden menos cartuchos y accesorios, pero aún se encuentran. Si no, tira de tintero y de depósito, que mancha mucho y divierte la mar. Y los loápices son para mirarlos, jajaja.
Marta y María, e chulo comentaros a pares, Ayer estuve con dos niñitas, hermanitas entre ellas, que se llaman así: Marta y María. Que están para comérselas con patatas, dicho sea de paso.
Pues como nuestras Marta y María Pianista. ¿Quien lo duda?
Incluso sin patatas...
Joer, FutBlog, hoy te veo dispuesto a rematar todos los córners.
Yo nunca he conseguido escribir con pluma, las reviento todas. Voy a decir unas palabrotas, a lo mejor me echais a patadas entre todos por esto: con lo cómodo que es el boli, la pluma me parece un sistema paleolítico de escritura. Casi diría que superado.
(Socorro!)
Altea, en realidad tienes toda la razón, pero ya sabes que por aquí somos unos antiguos.
Además, una cosa es lo práctico y otra el estilo.
Bueno, y que a mi me gustan, vale.
Yo siempre he sido del mítico boli BIC, azul o negro. Cuando se te acaba, rompe, pierde... no afecta tanto porque por 50 céntimos tienes otro...
Y se acabó el problema...
La gallina está arrasando...
Qué buena historia pianista. Qué buena. Y qué lugar, ¿verdad? Historias...
¡Viva el microcuento! Qué chulería...
AmatíaTrenti, qué hubiese sido de nosotros sin los bics. Y sin la famosa leyenda urbana de lo de montar un millón de bics...
La gallina es una crack, Altea, no me extraña que le hagan tesis doctorales. Ahora a ver si pasamos de cuarenta votos.
Las historias están ahí, J (punto), sólo estepran que las veamos para contarlas. En los cafés, a puñados.
Viva, Rocío, pero lo mío es más modesto. Aventuras de la pluma y va que arde.
Yo ala única mujer que presto...bueno la regalo...esa es mi suegra...
Altea ¡no me seas bestia! La pluma es uno de los mejores instrumentos de escritura: es dulce, de trazo grueso y firme y elegante... Yo firmo todas mis cartas con una pluma increible que me regalaron (un cliente agradecido, por cierto) y una tinta color vino que habla por si sola de la tierra que piso.
Ahora bien, a lo que no estoy dispuesto a renunciar es la mi lápiz rojo-azul staedler... Es mítico. Creo que les debo la carrera.
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