Los martes llegaba la furgoneta de la lavandería. Los manteles, los trapos, las servilletas y los mandiles. Eso podría hacerlo en casa, hombre, y nos ahorrábamos unas pesetas.
Prefiero, pensaba, pero no decía, gastarme esas pesetas para que disfrutes medio minuto más, con los pies encima de la mesa, mirando disimuladamente por la ventana, antes de quedarte un poco dormida, media cabezada veloz, antes de volver al tajo.
Cuando vio la tinta derramada, sacó el rollo de papel para no estropear tan tontamente el trapo que tan bien plegado llevaba, como siempre, en el hombro.
11 comentarios:
Me gusta la foto.
No digo nada de las horas que aún dirás que haces trampa...
Un beso.
Lidia
Jaja, hoy sin trampa, AnónimoLidia.
Bonito gesto. Dejar dormir es bonito siempre.
Ohhh, qué romántico. ¿Fué en esa lavanderia donde le destiñeron la camisa? ;)
SE HACE SABER AL RESPETABLE QUE EN EL CLUB DE LA BULLA YA ESTAN COLGADAS LAS FOTOS DEL PIANISTA.
PASEN Y VEAN...
Bueno, si se tiene sueño, claro, que igual a uno le apetece una Pepsi, FutBlo.
Jo, Dulci que pollo tienes. Que este no es el de la camisa!!!
Voy a cobrar al ClubdelaBulla por publicitarse en mi güep.
Buena historia esta de la lavandería y, coincido con el FutBloguero, bonito gesto.
Ay, Pianista, qué gustazo de líneas. Mira que parece una historia cortita pero es estupenda. Ya se me ha hecho menos pesada esta tarde taaan aburrida :)
Pues si, Néstor. Bonito y valioso.
No llegas a hacerme la pelota y me enfado, Marta. ¿Sigo o qué?
¡¡A ver, Pianista!! ¡¡Esa pregunta sobra!! Y nada de pelota. Pelotón.
(¡¡soy el voto 60, juas juas!!).
Jas, jas, Marta, eres una fullera, pero todo sea porque la encuesta engorde!!!
Bueno, cuando veas me dices y corto las entradas.
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