Me he olvidado de echar el libro al macuto.
Así que voy oyendo musiquita, porque en el metro no se puede oír el transistor. Eso es mentira, claro, porque como a las compañías telefónica les interesa, han puesto antenas de repetición que permiten tener coberturas bastante apañadas en mitad de los túneles, que cuando menos te lo esperas, salta el tiruriru y que quedas medio infartado del susto. Aunque lo que sigue es peor, el tipo o la tipa pegando voces, que parece que no use teléfono.
Voy mirando. Un mochilero que sube en la estación que está cerca de la estación de autobuses, rastas en el pelo y un jersey de lanas gruesas. Tiene que estar sudando la gota gorda, con las dos mochilas que lleva a cuestas.
Un hombre que lee un libro gordo. O que parece que lee, porque no para de mirar en todas direcciones. Hay gente que se concentra en el transporte público. Somos los menos. Otros no paran de distraerse. Ese libro le llegará hasta Navidad. Lo menos.
Sube un señor con barbas que me recuerda a Ramón Pi. Ramón Pi cuando se ríe pone cara de ratón. Mi madre siempre dice que tiene una sonrisa muy fea, pero a mi me divierte. Es un tipo sensato. El hombre que se parece a Ramón Pi también parece un contable recién jubilado, viste vaqueros muy bien planchados y un chaleco de punto de cenefas de colores. De un bolso con vocación de maletín informal saca un folleto de algún aparato electrónico y lo abre cuidadosamente. Lo lee con mucha atención. Lectores atentos, lectores distraídos.
Una chica rubia y muy mona se da la vuelta antes de sentarse para que todos despejemos la duda sobre si es mona o no es mona. El del libro gordo y yo salimos de dudas, está claro. El contable jubilado que se parece a Ramón Pi está sentado de espaldas.
Escucho al G5 mientras procuro distraerme, olvidarme del sueño, del dolor del codo, cosa de tenistas, del picor de garganta, cosa de flojos de garganta y del resto de mis desdichas, pero esa es otra historia.
Hasta dentro de un rato.
20 comentarios:
este también es Genial. Estás que te sales.
¡¡¡¡PRIMER COMENTARIO!!!! ¿Qué me llevo? ¡Uau, sí! ¡¡¡Un libro!!!
¡Mira por donde!, si te hubieras llevado el libro te hubieras perdido a la rubia jua jua.
¿Qué te ha pasado creo que no has cambiado ni te has comido ninguna letra, así no vale?
Insisto en que eres un cotilla, reina madre. Yo en tu lugar me hubiera echado un sueñecito de campeonato.
Miriam, aún leyendo, a éste no se le escapa una rubia ni de casualidad.
Por cierto, no nos dices qué libro es el que te has olvidado. ¿Jugamos a adivinarlo?
Yo digo que es de Paco Umbral.
Sooooooocorro, alguien me puede decir como puedo colgar un video de you-tube en el blog o no podré actualizar jamas de los jamases.:)
Visto lo visto (leído lo leído), nos conviene que, de vez en cuando, te dejes el libro.
Como dice Myriam, te habrías perdido a la rubia y nosotros, la vida subterránea del metro. Y habría sido una pena. En serio.
juajuajua cobarde!!!! ¿y no le pediste a la rubia tan mona?? juajuajua
Gracias Ro. En realidad, no puedo evitarlo: cuando no me dejo el libro, me dejo la música, el café o lo que sea.
Mientras no te lleves mi libro, Rocío...
Jo, Myriam, cómo sois: si me como letras, que me las como, si no que no...
Dulci, es que es lo que faltaba: la reina madre roncando como una loca. Eso si que no!!! Venga, va, a ver quién acierta con el libro.
Comentario suprimido pr el autor ¿ya habías venido por aquí antes, verdad?
Jo, Marta, que me aburro mucho en el metro si no leo...
Jajaja, le pedí un libro, María, pero...
El que tiene buena pinta es el de la foto.
Debe ser medio atleta o algo. El reloj, le delata. La camiseta muy bien planchada y limpita.
Atiza, una tanqueray y te cuento su historia.
Cotilla, más que cotilla, que te vendes por una Tanquerey.
Rectifico: tu libro olvidado es de Zafón ;)
Jo, Dulci, con las abstemias es que es imposible razonar...
Juajuajua, olvidarse de un libro de Zafón es, a medias, un acto de justicis y un ejercicio de higiene mental, Dulci.
entonces si olvidaste...a zafón...esta noche duermes bien... La última vez que visité el metro-madrid...casi se me escapa la estación en que me tenía que bajar...solo pendiente a los que subian y bajaban con mochilas...no lo pasé muy bien...eso si no necesite de radio, ni libro, ni...na de na...saludos
Te olvidaste el libro y te inventas una novela con cada personaje que observas. Lo tuyo son las letras aunque las trabuques.
El libro olvidado es de Zane Grey y no quieres confesarlo. Te tengo calado
Después del madrugón, resulta que llueve a mares, así que hoy tampoco salgo en bici. Me viene bien, porque así me actualizo y te leo.
¿Rubia? Hum... No sé, después de la Marilyn esa ya nunca será lo mismo.
Ahora os contesto ManuTucci, Mª Jesús y Néstor, que voy fatal de tiempo y como cierren la tienda, me quedo sin tomates y eso si que no!!!!
Juajuajua, TucciManu, cómo sois los de pueblo!!! A mi las estaciones no se me pasan, pero me encanto leyendo las historias de los pasajeros. Aunque claro, me devueve a la realidad el tufillo a alerón, a pinrel y a... lo que haga falta.
María Jesús, soy hombre de letras, por descarte, que los numericos y yo jamás nos llevamos bien. Tuve un profe en séptimo de EGB que nos mandó leer un libro al mes. Uno d eellos podçia ser de Zane Grey, el que quisiéramos. Yo leí uno -que guardo, por supuesto- que se llamaba algo así como El valle de los caballos grises. También nos hizo leer Sin novedad en el frente. Joer, qué tiempos. Y qué profes.
Tanta rubia, tanta rubia y todas de bote, Néstor, Bueno, la eslava de la tienda del otro día no, pero esa era otra histiroa. Estoy pensando en llevar un flotador de patito para los chapuzones ciclistas... Ya os contaré, ya.
El libro olvidado era de collin tellado ja ja ja
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