miércoles, 21 de enero de 2009
En la panadería
Dos barras de oferta por las tardes. Dos por un euro. Claro, venden la tira. La panadera es una señora de mediana edad, muy agradable que procura acordarse, con un día que vayas, de lo que quieres. Y luego habla moderadamente. Y es de agradecer. Le queda lo que hace unos años debió de ser una belleza ordenada, un tanto cansina, bien pero vale. Hoy se aferra a esa panadería, porque la cosa viene muy revuelta y el día que seas tú el despachado pues a verlas venir. Las panaderías antes rean despachos de pan, que es mucho más hermoso. Tenían horno y pabnaderas rotundas, diecen que por cosa de los efluvios de las harinas o porque se ponían hasta las trancas de comer pastelitos en cuanto echaban la persiana. Las panaderas, todo un género, jovial, simpático y hermoso. Pero ahora la masa viene precocinada, se mete e un horno eléctrico y en diez minutos listo. Y hasta huele bien. Bien precocinado. Como los esprais esos que huelen a piel, cuero, como si djéramos y que dicen que le ponene a las prendas sintéticas para que parezca lo que no es. Todo es lo que es, pero menos.
detras de mi entra un señor mayor. Hola, le dice, ¿lo de siempre? porque mientras atiende a uno, les va preguntando alos de la cola y les informa en un catsellano un tanto complejo, que dies minutillos y sale el pan, pero que ahora mira por si hay alguna barra hecha. A las barras ahora les llaman baguets, que tiene mucho éxito porque parece catalán y el personal parece que se da el pisto con esas cosas. En fin.
El señor mayor resulta ser el jefe de estación. Dime majo. Pues dos baguets, tostaditas, y ya está buscando las más hechas, como si dijéramos, porque tostadas, tostadas no están nunca, pero ya nos entendemos. ¿Dos, verdad? confirma mientras mas mete en la bolsa de papel. Si, tiendo el euro y espero lo que me dirá ahora. Vigila que van calentitas. Pienso en decirle al Jefe de estación que yo le conozco, que me acuerdo de cuando yo era chaval y cogía el metro en su estación, de aquello de las seis pesetas, de los taquitos, del buenos días, de aquella vez que fui a preguntar si habían encontrado un estuchito donde llevaba un par de bolis, del caminito y de la vía del tren. Lo piendo. Ella le dice que qué tal que si ya está aquí. Pues si, lo de todos los días, un poco de pan. Y tampoco es plan interrupir a nadie. Pago y me marcho. Bueno. Miro hacia atrás a ver si le veo salir para decirle, pero igual no lo haría por lo de la timidez y lo de pensar que igual molestas, yo qué se. También pienso que hoy le veo y sabe Dios cuándo le vuelvo a ver. Que igual le haría ilusión que un chaval de hace veinte años le diga que se acuerda de él y me dio rabia no haberle dicho nada. Nunca se sabe y hay que aprovechar. Pero así de tonto es uno a veces.
Esta tarde iré a por el pan.
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5 comentarios:
No sé por qué, la tahona de mi barrio, vende unas barras que siempre les falta la punta, el coscorro o el currusco o como se llame.
siempre que bajo a por el pan, al subir me doy cuenta que falta un trozo...
(Es que cobro peaje por la gestión)
Me encanta el olor a pan caliente
Menos mal que acabo de desayunar ;)
La próxima vez dile algo al jefe de estación que seguro que le encantará que te acuerdes.
¿compras las barras de dos en dos? No me extraña que luego se te escachufle la bici, por lo de tus arrobas, digo ;)
Timidez. Ja. Seguro que si el taquillero del metro fuera Shakira ya le habrías dado el móvil, je, je, je,
Pues porque es una chrza, FutBlo, y se los zampa, que sn lo más mejor del pan. ¿O serás tú el chorihambriento? Encantador, si.
Iré atento Myriam, a ver si le pillo.
Estás muy equvocada, Dulci: mi ladrillomóvil no se lo doy a nadie. Si acaso dentro de diez años a algún museo.
tendrías que haberle dicho algo... le habría hecho ilusión!!
y lo de las panaderías.... mmmm! los panes no sé, pero por aqui hay varias que hacen todavía a mano sus pastelitos y huele que alimenta!!!! a mi me encanta pasearme por allí por las mañanas con lo que me gusta el dulce!!!!
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