Resulta que hoy, en Melbourne, Juan Llaneras ha conseguido ganar su séptimo oro como mundialista de ciclismo en pista. Llaneras, mallorquín, hace honor a los corredores -pistards en el argot- de su tierra, que son los que más han brillado entre los patrios. No hace más que cuatro días que en un desafortunadísimo accidente -como todos, claro- se mató el también mallorquín y campeonísimo Isaac Gálvez. Si hubiesen sido gladiadores del furbo, en lugar de preguntarle al tío ese por el precio del café, habrían hablado de la épica de los tubulares.
Bueno, llamándose Llaneras pues uno ya apunta a brillar en las lisuras, en lo liso, en lo plano. Que tampoco ha de ser un soso, porque en eso también puede haber ritmos y velocidades. Uno puede pensar en el parqué liso, un tapiz barnizado, brillante, casi un espejo pero cálido, pura imagen de la lisura y a la vez de la velocidad. Viendo y viendo ciclistas, viendo y viendo poetas, uno descubre que tienen cosas en común. Para tiunfar en uno y otro sitio, siendo un poco feuchón parece que hay más de una etapa y de un verso ganado. Pensad medio minuto en un ciclista y en un poeta y a ver si no. No se, Pantani, que en Gloria esté, y Valente, que también. Induráin y Aberasturi, del que hablábamos el otro día. Vale, que luego está Armstrong, que tenía que haber sido más feo que Picio para haber ganado tanto. Pero bueno, también es verdad -no tembleis, poestastros- que algún versador se salva, pero fijaos bien y vereis que en un elevadísimo porcentaje, es así. Sobre los aficionados a lo uno y a lo otro, ya os digo que esa norma no cuenta. Por lo que a mi me toca, al menos.
Bueno, llamándose Llaneras pues uno ya apunta a brillar en las lisuras, en lo liso, en lo plano. Que tampoco ha de ser un soso, porque en eso también puede haber ritmos y velocidades. Uno puede pensar en el parqué liso, un tapiz barnizado, brillante, casi un espejo pero cálido, pura imagen de la lisura y a la vez de la velocidad. Viendo y viendo ciclistas, viendo y viendo poetas, uno descubre que tienen cosas en común. Para tiunfar en uno y otro sitio, siendo un poco feuchón parece que hay más de una etapa y de un verso ganado. Pensad medio minuto en un ciclista y en un poeta y a ver si no. No se, Pantani, que en Gloria esté, y Valente, que también. Induráin y Aberasturi, del que hablábamos el otro día. Vale, que luego está Armstrong, que tenía que haber sido más feo que Picio para haber ganado tanto. Pero bueno, también es verdad -no tembleis, poestastros- que algún versador se salva, pero fijaos bien y vereis que en un elevadísimo porcentaje, es así. Sobre los aficionados a lo uno y a lo otro, ya os digo que esa norma no cuenta. Por lo que a mi me toca, al menos.
Llaneras, un verdadero jornalero del pedal, ha sabido despuntar en una especialidad tan divertida de ver como poco conocida para el espectador. En los velódromos se corren un montón de pruebas distintas -no es sólo cosa de ir dando vueltas como tontos-, y resulta que en España tenemos a algunos de los mejores especialistas del Mundo. Siempre he pensado que sería un deporte perfecto para jugar apuestas, mucho más cambiante y atrevido que el beisbol, la pelota o la sosada de las quinielas. Además, todo lo que envuelve al ciclismo en pista tiene una plasticidad espectacular. Sin duda alguna se trata del deporte más futurista. Futurista de Futurismo políticamente incorrecto; quiero decir, de lo de Italia de los treinta, maquinismo mussoliniano, de colores y velocidad enervada. Cuando intentas seguir la mezcla de colorinajos en lo que se convierten los maillots de los pisteros, no se, terminas en un poco Boccioni y procurando simultanear las treinta pedaladas en medio segundo. Y el sonido, desde el pum de la pistola esa con cable, la goma chirriando, las voces de los propios corredores, los espíquers y los contactos, golpes y hasta caídas que a veces se producen.
Pero, claro, como no es furbo, ya digo, tienen que ir tirando, antes del ciclismo en carretera, que a pesar de jugarse también en bicicleta, bien poco tiene que ver con el concepto, la preparación, la estrategia y el sentido de la competición en pista. En su día, algunos pistards hacían lo que buenamente podían por el Kelme y así, pero ninguno pasaba de mera comparsa hasta que volvía a la temporada en pista.
Ahora, con el ciclismo desnortado con tanta operación Puerto naufragada -a ver, al del precio del café, ¿le miraremos si los de lo suyo se penen ciegos a carajillos para que les echen del equipo?- bastante tienen los de carretera con poder ir tirando con lo suyo, a los ciclistas en pista les tocará o intentar pillar una beca ADO o poner una tienda de zapatillas deportivas para poder aguantar.
A este Llaneras, sobre el que más de uno y más de dos me temo que es la primera vez que oye hablar, habría que prestarle bastante atención que a muchos ganapanes que no dan palo al agua y que lo único que les interesa es irnos encantando con sus bobadas para aguantar en su liga particular hasta que el cuerpo aguante. O que a los del furbo.
A este Llaneras, sobre el que más de uno y más de dos me temo que es la primera vez que oye hablar, habría que prestarle bastante atención que a muchos ganapanes que no dan palo al agua y que lo único que les interesa es irnos encantando con sus bobadas para aguantar en su liga particular hasta que el cuerpo aguante. O que a los del furbo.
5 comentarios:
Llaneras... Llanero solitario... Llaneras, que no te enteras (pero él sí que se entera). Bravo por acordarse de estos héroes casi anónimos, como tú y como yo.
Yo es que le quería hacer un palíndromo, pero como me dijiste que lo fuese dejando por lo de la salud mental...
a Llaneras es arena ya
vaya, me han cortado el nombre:
Mi salud mental hace tiempo que no tiene nada de salud ni de mental...
Ciclismo en estos tiempos. Y de pista, además. Esto es de lo más alternativo, pianista.
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