Sobre cosas alimenticias escribía el sin par Paco, profe y amigo, o mejor dicho, acerca de los asuntos de la intendencia, a propósito de un sucedido con las cajeras el súper. Ya sabéis, porque alguna vez lo he pegado por aquí, a mi lo de la compra alimenticia me va. Cuando, intentando ponerme al día de las lecturas perdidas repasaba lo de Paco, recordé una tontadita que me pasó el otro día en el Mercadona.
Resulta que encaraba ya la ristra de cajas evitando la tercera, que tiene una columna al salir y no hay manera de dejar el carrito, mientras veía las evoluciones de un dependiente que iba de lado a lado llevando algo en sus manos. Era el cambio, monedicas por billetes, algo así. El Yoni de turno sonreía nervioso y para mi que hasta sudaba, intentando hacerlo muy requetebién para empezar a cosechar méritos. Me puse en su caja.
Para mi que cuiando de reojillo vio otro cliente en la cola, le debieron empezar a temblar las piernas. Al que me antecedía, le hizo firmar lo de la Visa en el tiqué de compra en lugar de en la pantallica es de cristal líquido, que me da a mi unas ganas de ensartarla como una aceituna a ver si repringa, que cristal líquido me ha sonado a mi siempre muy poético. El pobre Yoni, que estaba pasando las de Caín, recibió la asistencia de su vecina de caja, que le explicó al botón que tenía que darle para activar lo de la firma o así, y él, entre sudores fríos y la mejor de las voluntades le agradeció la ayuda con uan sonrisa y algo parecido a un uf. El chaval me fue pasando la mercancía hasta que se atrancó con un código de barras de algo, al que le consiguió dar el rayo láser después de varios intentos, lo que me dio tiempo para ir cargando el carro, de modo que terminé cogiéndole los productos de la mano según los pasaba. Son nosecuántos con nosequé. Pues vale. Espera, que tendo los catorce céntimos. Y el Yoni, con sus pelos engominados hacia arriba, sus movimientos, casi espasmos, nerviosos del estilo de primer día de responsabilidad en el curro, de venga chaval, que hoy has de espabilar, me dijo gracias o algo así y yo le dije hasta luego al irme. También le podía haber dicho, muy bien Yon, o Yonatan, o como se llamase, que te veo que eres nuevo, pero que me has atendido rápido, bien, has tratado con delicadeza mi compra, te has dejado ayudar y lo has agradecido. Que muy bien, tío. Pero no se lo dije.
No lo necesitará, seguro. El Yoni ese, tenía aspecto de aferrarse a su trabajo como cuando de verdad lo necesitamos. Su sudor frío no era el del miedo, sino el de quien no puede permitirse perder lo que tiene, mucho o poco. Tal vez el futuro.
Mis respetos para Yoni y para la cajera de Paco, la buena gente.
14 comentarios:
Que se aferre, que se aferre, que no está la vida como para tirar los trabajos y probar fortuna con cualquier otra cosa.
Por cierto, ¿eres de los que se van con el carrito del Mercadona por la calle y lo meten en el ascensor y lo atascan y tal y cual?
Qué entrada más interesante. El valor del esfuerzo. Nos has acercado a Paco, que no está nada mal. Pero prefiero a tu Yoni que a su cajera.
El chico empieza.
Néstor, ¿por qué siempre me provocas? Pues sí, yo soy de las que voy con el carrito del Mercadona -sólo a veces- por la calle y lo encajo en el ascensor y entre mi estómago y la puerta. Así de bestia soy.
Pianista, no te equivoques, era el Isra, "Irra" vaya, y he pensado en mis inicios.También a mí me daban espasmos, y sudores fríos, y taquicardias y mira oye, aqui. Yo en tu lugar le habría dicho que muy bien! Pensando en lo mío, claro. Algo así me habría venido de perlas.
Pues es verdad, Néstor. Y no, no, yo soy de carrito, que eso de tirar del carromato grandón es de piso patera. Y el ascensor lo tenemos como los chooros del oro, ojo!!!
Jaja, DulciBulla, o sea que metiendo cizaña con Néstor y provocando a Paco. Bueno, pues nada, valorareos tu esfuerzo por espabilar a los comentaristas.
Pues si Atiza, tienes razón, igual habría tenido que animar al Yoni,. Yoni, Irra no, Yoni, que me conozco el percal. Sirva esto de incompleto remedio a mi torpeza por no haberlo hecho en su momento. Todos los inicios han sido parecidos, creo. Bueno, menos los de los ministros de cuota.
Deberías cambiar el nombre al blog, ¿que tal si se llamase MERCABLOG? jaja
Chiste de casi viernes, lo siento, cada vez me salen peor.
Con tal de que me patrocinen, Txispi, lo que haga falta. Uy, si yo te contase las fotos que tengo mercadoneando...
Ya estás tardando en enseñarlas!!! jaja
Néstor, qué le pagas a Txispi?? O es que también os dedicais brindis mutuos???
Néstor, paga la primera que yo te invito a la segunda!!
Néstor, te lo advierto, si comienzas, no paras, y nada de vodkas, pacharanazos tumbagigantes... que la Txispi tiene un peligro...
El último que probó mi patxarán casi ni lo cuenta. Menos mal que todo quedó en un susto. Sobrevivió al ataque de los patxaranes.
El pobre ya nunca ha sido el mismo... Angelito
Por alusiones:
1.- Txispis, eso está hecho... Eso sí, con dos no me conformo, que -como dice el sabio PIANISTA- una vez que empiezo, no paro. El pacharán... Hum... El que prepara mi cuñada y poco más.
2.- DULCINEA, si es que luego hay que llamar a los TYSSEN-NO-SÉ-QUÉ para que os saquen del ascensor y me diro la tarde llevando bolsas de un lado para otro. Si lo digo por tu bien. Lo mejor es ir por la calle, cargado como una mula con centenares de bolsas. De esas que además se rompen y se te desparrama el champú, los yogures y la leche condensada por el suelo.
Viva el Yoni! Veo que tú estás mucho más curtido en supermercados que yo... Muchas gracias
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