Coche bomba en la Universidad de Navarra. Algunas fuentes apuntan a los hombres de paz, pero se han confundido. No hay aviso previo y ya se sabe que los hombres de paz siempre avisan. Por lo tanto yo abriría la línea de investigación de la pista islamista. Ya sabemos, gobiernos que no mienten.
Dice la Policía que si avisaron, a la DyA de Vitoria, pero que se liaron y que se pusieron a desalojar la Universidad de Vitoria, en lugar de "la del Opus" como les gusta llamar a los hombres de paz. Ahora paro un momento a chuparme el dedo para tragármelo.
Leo en un foro eso que pego y que suscribo integramente:
"Soy antiguo alumno de la Universidad de Navarra. Estudie en aulas que se encuentran a apenas 20 metros de ese lugar. Allí grandes maestros como D.Gonzalo Redondo me enseñaron a respetar la libertad y a buscar sin descanso la verdad.
Espero que este atentado nos permita descubrir más claramente la importancia que tiene que instituciones como la Universidad de Navarra puedan seguir trabajando con el apoyo y respeto que se merecen. Me imagino que muchos antiguos alumnos sentiran la misma pena y el mismo orgullo que siento yo ahora."
Ahora arguyen que si, que hubo aviso, que llamó un tío nervioso y que se explicó mal. Es que además de mentir nos toman por idiotas. Y, a estas alturas, ya no sabe uno lo que es peor. Por cierto, de las llamadas de falsos avisos de bomba posteriores no consta si los hizo el mismo tío medio tonto, algún graciosillo o qué. Dinamarca y el olor, lo de siempre.
Salto de emisora en emisora y oigo no se exactamente a quién de la UNAV unas palabras que también me enfundo como propias: Seguiremos defendiendo la verdad, la vida y la libertad. Y ellos seguirán queriendo matarnos. O sea, que ese es el camino.

Apunto y tal vez otro día me alargo:
Me acuerdo del Oficial Mayor, cuyo despacho estaba al final de aquel pasillo y que tanto me ayudó: Me acuerdo de las Oficinas Generales, donde ibas con todos los problemas del mundo y te resolvían la mitad y te aplazaban los otros. Entre ellos, cuando estuvimos a punto de no poder cumplimentar la matrícula por cosas de transferencias y que se resolvió con un "vayan, arréglenlo y cuando puedan vuelvan". Me acuerdo de las aulas 33 y 34, donde tantas y tantas clases con el recordadísimo Don Gonzalo, con el gran Urabayen y su fantástica txapela, las cansinas tardes de Lengua en primero y sobre todo, con un aspirante despistado que entró en el último segundo a hacer el examen previo, diccionario de latín en mano -igual habrá que traducir- un kejano y hermoso día en el que por primera vez actuó Pink Floyd en España, murió Tarradellas y la HermanadelPianista triunfó en sus oposiciones.
Qué idiotas. Creerán que nos van a borrar lo bueno.